Diego Ribas es un jugador excelente, aun sin ser aquél que sus primeros pasos invitaron a soñar. En su madurez confirmó el don de explicar un partido de fútbol por sí mismo, y con eso le sobra para destacarse sobre el promedio. Mediapunta de presencia, de influencia organizativa o decisiva según proceda y de un sentido lúdico que las más de las veces es todo un punto a favor, se trata de uno de esos talentos que ultra condicionan sistemas hasta hacerse irreemplazables. Sin embargo, Diego no asumió ese rol contextual en el Atlético de Madrid que ganó la última UEFA Europa League.
Manzano intentó que así fuese, desde el 4-3-3, el 4-2-3-1 y el resto de sistemas que probó el desafortunado míster, pero Simeone dio un giro de tuerca cuando dedujo que el truco no estaría tanto en cómo sacar la pelota como en la manera y el lugar donde recuperarla. Así, el Atleti se convirtió en un (muy buen) equipo defensivo que creaba la primera ventaja sin balón, en vez de con él. El papel de Diego, importante sin duda, era administrar las (poco frecuentes) posesiones en las que los rojiblancos se instalaban en ataques organizados y, en situaciones más agresivas y verticales, sumar su clarividencia y su calidad. Pero el caso, que es a lo que se va, es que Diego no era el epicentro de la idea. Ése era Falcao. Y tras él, Adrián.
Descartado su rol imperial, cabe pararse a pensar en su peso durante la resolución de problemas. El Atlético de Madrid tiene, ni se recuerda desde cuándo, un debe estructural en el circuito de salida debido al bajísimo nivel de sus mediocentros, déficit que en teoría hubiera podido combatir el brasileño bajando unos metros. Nunca lo hizo. Fue Falcao, con sus geniales apoyos y prodigiosas continuaciones, el único que sacó al equipo desde atrás con un mínimo de destreza y constancia. Y así con todo. Diego es un crack, sin él el nivel colectivo descendería un peldaño y la Liga perdería algo distinto, pero el proyecto de Simeone no termina en su hipotética baja. No es al Atleti lo que Schweinsteiger al Bayern, Xabi al Real o Pirlo a la Juventus.
@ecosdelbalon · hace 667 semanas
Psikofilo · hace 667 semanas
Olvidas a Turan aunque lo hayas puesto en las tags... Y que Diego aporta un valor anímico muy importante para el resto al saber que tienen un jugador de calidad al lado; y aunque su papel sea sólo el que mencionas eso en el Atleti pesa, y mucho.
alessandromagno · hace 667 semanas
@ecosdelbalon · hace 667 semanas
Está claro. Su baja sería muy importante. Sólo digo que Diego no ha tenido el papel que se le presuponía. Cuando Diego se marchó del Werder Bremen, el Werder cambió su manera de jugar bastante. Eso con el Atleti yo creo que no pasaría tanto.
Arda es un gran futbolista que triunfó, sobre todo al final del año. A mí no me mataba y acabó encantándome. Pero creo que es otro de los que aparecía tras Falcao, en vez de antes que el colombiano ;-)
Psikofilo · hace 667 semanas
@ecosdelbalon · hace 667 semanas
Pongamos que se cambia a Diego por un jugador tan diferente como Afellay. El Atleti no podría seguir jugando a algo muy parecido?
Arroyo · hace 667 semanas
@ecosdelbalon · hace 667 semanas
Y con Afellay en su lugar el Atlético pierde calidad y esas cosas que dejas intuir pero gana otras. Más trabajo, más intensidad, más uno para uno -que es algo que solo aporta Adrián-, más capacidad para transitar... Y no creo que cambiase demasiado la ideal colectiva. Sería muy parecida.
Diego nunca ha sido menos contextual que en el Atlético de Madrid de Simeone. Ni siquiera en la Juve lo fue!!
piterino · hace 667 semanas
@ecosdelbalon · hace 667 semanas
@ecosdelbalon · hace 667 semanas
piterino · hace 666 semanas
Pues no me parecería mal tirada. Y creo que conoceríamos a un Afellay bastante distinto a la (escasa) idea que se tiene hoy en España sobre él.