Óscar al mejor actor secundario | Ecos del Balón

Óscar al mejor actor secundario


Brasil comenzó anoche su particular cuenta atrás hacia la cita más importante para el país en sesenta años. Lo hizo con esperanzadores claros y algún que otro oscuro. Nada relevante, si no fuera porque la presión se siente en la Canarinha como muy pocas veces, y esto es mucho decir. El peso recae sobre unos chicos que pasan por los pelos de la veintena, lejos del punto ideal para afrontar tan brutal empresa. La suerte es que hay materia prima. Son buenos, y en algún que otro caso, más que eso.

Cuarenta segundos tardó Neymar en bajar a reclamar la redonda a sus centrales. La banda izquierda, ya sí, es historia para él. El crack goza de libertad y se mueve por donde quiere.Toda la primera mitad de Óscar fue antológica Eso, lógicamente, ha derivado en considerables cambios posicionales. Los costados, por ejemplo, quedan bastante más desocupados, al menos de partida. Hulk ya no fija y prácticamente se ha convertido en un segundo punta de enorme movilidad. Eso lleva a Brasil a tener que generar juego para hallar una profundidad que pierde sin esa presencia externa permanente. Por suerte, Menezes tiene a Óscar. El brasileño jugó 45 minutos antológicos, en los que hizo de todo: Por un lado, convenció a los que dudaban (dudábamos) de su capacidad para ayudar en la salida de la pelota. Mucha presencia por detrás del balón. Además, regalaba movimientos que eran puro caviar. Su dominio del eje horizontal, al más puro estilo Cesc Fábregas, daba a Brasil la recepción por fuera que necesitaba en todo momento. Observen el primer gol de Rafael. Canela fina.

Neymar a un lado, Óscar resultaba casi todas las soluciones de su equipo para el ataque organizado. En realidad, esta Brasil es esclava de su eterno pasado y de las tendencias imperantes. La realidad es que a Menezes lo que le apetece es jugar al contragolpeMenezes sueña poder jugar al contragolpe y ceder metros. Egipto sumó minutos de posesión que incomodaron más al entorno brasileño que a sus jugadores. Hubo detalles interesantes cuando los egipcios tenían el esférico. Brasil cerraba con dos líneas de cuatro, tirando a Hulk unos metros más atrás, liberando a Neymar para la hipotética transición. El 3-0 escenifica lo feliz que se sienten todos en este escenario: Thiago Silva rechaza en área pequeña (ahí es el mejor del mundo). Damiao gana en un gesto sacrificado de esos que domina y tira una diagonal de arrastre sensacional. Libera espacio para Neymar, que a partir de ahí ejecuta una acción de una sensibilidad y singularidad solo al alcance de Leo Messi. A nadie le disgusta correr.

Transitar potencia la calidad del ataque brasileño

Lo que ocurrió en la segunda parte tiene varias explicaciones. Ninguna termina siendo un drama para la pentacampeona mundial, pero dado el nivel de exigencia que les rodea, viene bien repasar errores. Ceder tanta cuota de balón conlleva acercar el error a tu portería. El 3-1, de pelota parada, fue una buena muestra. A partir de ahí, Brasil entra en un terreno hoy complicado. La inexperiencia del grupo es una consecuencia derivada de la juventud general. Ahí afloran las grietas. Parece difícil que Juan pueda llegar como titular a 2014. Otros incuestionables, como Marcelo, aún no consiguieron trasladar su sonrisa a la Selección. Pero son temas menores. Sobre todo cuando ves que tú crack, con todo lo que se carga al hombro, no para de tirarte conducciones para sacar al equipo del atolladero. Es increíble que estemos más tiempo pendiente de lo superfluo que de disfrutar cada minuto de este fenómeno. El balance para Brasil es obligatoriamente positivo. Tiene a Neymar y le ha aparecido Óscar.


Comentarios (17)

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Oscar es más parecido a Ozil que otra cosa pero más rápido corriendo y más lento haciendo los gestos técnicos.

No es un cerebro pero el Chelsea ha hecho un gran fichaje.
Tampoco hay que ser tan tajante en este sentido. En un partido no se puede sacar ya conclusiones de un equipo -por eso es que creo que dudaron-. Egipto facilitó juego de posición a Brasil, hay que decirlo. La línea de 3 media africana en el primer tiempo quería anticipar, y terminó ahogándose en el continuo vértigo de girar cabeza para volver a defender lo que Neymar o Hulk recibían entre líneas.

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