Dominar en Alemania y no llamarte Bayern Munich debería contar doble. A pesar de que han sido varios los conjuntos germanos destacables a lo largo de la historia, uno relaciona el éxito con el club de Beckenbauer. Por ello, la pequeña dinastía que Jurgen Klopp y su Borussia Dortmund han levantado en la Bundesliga ha sido recibida con entusiasmo por parte de todos. Dos campeonatos consecutivos, una Copa y un fútbol excitante y pasional. El gran lunar es Europa. Enfrascados en la primera lucha liguera y sin experiencia previa, se entiende que cayeran ante la última gran noche de Kanoute. Lo de la pasada Champions ya tiene menos justificación. El gran escaparate continental desnuda defectos y los del Dortmund quedaron bien expuestos. Dos pesaron por encima del resto: La falta de poso competitivo de algunos jugadores determinantes y una necesidad excesiva de emotividad.
Klopp construyó este Borussia desde lo emocional. Su sistema de presión se sujetaba por un esfuerzo físico y psicológico brutal, que recordaba en parte al primer año de Guardiola en Barcelona. A partir del robo (casi siempre lateral), el Dortmund salía por piernas, sin reparo. A correr y tonto el último. Con balón, intenciones muy directas pero siempre sirviéndose del buen nivel técnico general. La Champions, ya sabemos, es otra película. Te empequeñece si no la sabes descifrar. Tan atrevido plan es difícil de llevar a la práctica en escenarios como el Emirates. El primer gol de Van Persie es el mejor ejemplo del mal manejo táctico y mental del Dortmund. Como el equipo no tiene capacidad ni jugadores para detenerse, variar la fórmula es un error. Solo queda aplicarla mejor, fruto de la mayor experiencia acumulada.
En el aspecto individual, el Borussia no es el mismo de hace 12 meses. Ha consolidado su reinado frente a su máximo competidor (al que también goleó en la final de Copa) y muchos de sus futbolistas son o parecen mejores. Europa cree que Hummels viene de realizar un gran torneo con Alemania. Su aura de Kaiser debe engañar a los mismos delanteros que lo masacraron en la pasada Champions. Lewandowski tiene 22 goles en Bundesliga y un memorable hat-trick frente al Bayern. Lo querría casi cualquier grande. Piszczek sonó para ser el lateral de Mourinho… El grupo es otro. Son un cotizado equipo campeón. Queda confirmar la gran noticia que asomó en las semanas finales de la pasada temporada: la explosión de Gundogan. Su alucinante partido ante el Sttutgart abrió la puerta a la sucesión de Sahin. Alguien que conduzca en el vértigo sería fundamental.
Gundogan parece listo para olvidarse de la sombra de Sahin
La gran novedad tras la salida del más que exitoso Kagawa es el fichaje de Marco Reus. No es poca cosa. Un puñado de goles en Monchengladbach y minutos de gran peso en la Euro dejan claro su valor futuro. Partiendo de la base de que toda la línea de mediapuntas del Dortmund puede permutar su posición en un momento dado, la lógica dice que será Reus quien juegue por dentro, con Gotze en un costado y Grosskreutz o Kuba en el otro. Habrá que ver. Reus demostró gran compenetración con Ozil (un diez) partiendo desde banda, no sufriría por ello.
Y es que parece haberse olvidado, pero aquí el bueno es Gotze. Es el momento de potenciarlo. Mario debe ser carril central. Con tendencias externas (el movimiento común de toda esta generación de talentos), pero siempre comenzando dentro. Un año más, el Dortmund será cita obligada cada fin de semana. No hay duda de que volverán a divertir. Ahora toca no asustarse cuando ruede el balón de las estrellas.
@DavidLeonRon 24 julio, 2012
Sé que soy de los pocos (vamos, eso creo), pero siempre he tenido la intuición de que Gotze debe jugar por dentro, que es ahí donde puede convertirse en un jugador matador. Gotze tiene una conducción mortal, matadora. Es tremendo en paredes y muy dañino en velocidad. Gotze no es Müller que tiene esa zancada larga ni tampoco una velocidad punta para jugar por fuera estilo Reus.
Gotze es sensible al espacio reducido, es asociativo. Para mí es mediapunta. Yo quiero verle ahí.