No está siendo fácil para el heptacampeón de Europa superar el fallecimiento de su último gran equipo. Años después de Los Inmortales de Sacchi, referencia histórica del club, apareció un conjunto que bien podía haber compartido calificativo con sus predecesores, pues la longevidad de dicho ciclo parecía más propia de épocas pretéritas que de la era Champions League. Aquel gol de Cesc condenó al Milan a vagar por el desierto de la indiferencia durante un lustro. Allegri recogió un gigante mermado cuya última Liga databa de 2004 y que en Europa había dejado de estar presente en las últimas rondas de abril y mayo. Ayer finalizó la primera mitad de su etapa en San Siro. No recibirá demasiados elogios, pero hay algo innegociable: Su equipo volvió a competir. Ha sabido volver a ganar. Y ha jugado bien al fútbol. Sin regularidad, cierto, pero lo ha hecho.
El derby della Madonnina no fue un partido rico en matices y, por suerte, no pretendió serlo. Hacía tiempo que no se veía en Italia un choque tan emocional, de pierna dura y noble, de roces, provocaciones y fricciones fuertes pero sanas.El jovencísimo técnico supo cómo motivar al viejo Inter El joven Stramaccioni merece crédito por el alto grado de emotividad que logró generarle a una plantilla dudosa en ese aspecto. También estuvo destacable en lo táctico: 4-4-1-1, centro del campo simétrico, con Cambiasso y Guarín en el carril central, Álvarez y Zanetti abiertos, Sneijder liberado y Milito en punta. La línea intermedia de cuatro replegaba siempre manteniendo altura y composición en fase defensiva. Encontrar la espalda de Cambiasso nunca fue fácil cuando el Inter fue serio, y si Ibra o Robinho se escapaban, el mejor Samuel en bastante tiempo corregía con salidas que recordaban otros tiempos. Con balón, Sneijder aprovechaba las permutas de Álvarez a espaldas de Nocerino para buscar posiciones intermedias desde donde exhibir golpeo. El ex de Vélez ha crecido en su juego sin balón y se nota. Le queda, obvio, pero su potencial es importante.
El Inter, sin excesos, era ligeramente más, pero este Milan de Allegri ha tenido una aceptable capacidad de resistencia en la inferioridad (cualidad, por otra parte, bastante común en los colectivos italianos).Boateng, Binho e Ibra logran hacer ancho a su equipo El bellísimo gol de Zlatan al inicio de la segunda mitad nos regaló los mejores momentos del Milan en el encuentro, una fase que resume sus principios tácticos básicos: Ibra es el comienzo de todo. Él dispone el movimiento de los demás atacantes, Robinho (lectura del juego) y Boateng (condiciones físicas y mentalidad). Entre los tres se encargan de mantener una constante amplitud, abriendo pasillos a los interiores, siempre dinámicos (Muntari, Emanuelson, Nocerino, etc). Con esa fórmula, el Milan sumaba méritos para ganar, pero de nuevo un detalle desgraciado de un Nesta que pide auxilio le jugó en contra.
Ibrahimovic es el comienzo de todo en el Milan de Allegri.
Resulta imposible terminar sin analizar al nombre que resume el partido, el ciclo de Allegri o al Calcio en sí mismo. Zlatan Ibrahimovic rompió anoche con una racha de ocho temporadas consecutivas ganando la liga, en las que se incluyen seis victorias en el Scudetto con los tres grandes de Italia: Juventus, Inter y Milan. Su record se ha roto en, posiblemente, la mejor temporada de su vida, tanto a nivel anotador (28 tantos en Serie A) como futbolístico. Por primera vez conoció el sabor de una noche europea plenamente gloriosa, esas que lo han alejado siempre del Balón de Oro, de la eternidad. No se mostró ausente en la derrota. Su equipo le tuvo hasta el aliento final en la más que honrosa despedida europea. Y si el Milan ha mantenido el sueño de repetir Scudetto casi dos décadas después, ha sido casi exclusivamente por él, Zlatan Ibrahimovic. Es justo reconocérselo.
@ecosdelbalon 7 mayo, 2012
A ver, con Nesta no se puede competir. Hay que ser serios.
Se habla muy bien de la Juventus y con razón, pero sin las bajas de Thiago Silva y Boateng, el Milan hubiese revalidado el título.