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En el nombre del número


En la capacidad simbólica del fútbol radica gran parte de su éxito. Cada elemento que lo compone evoca a un arquetipo diferente. Los equipos son ejércitos enfrentados en sucesivas batallas (partidos) con el objetivo de ganar guerras (campeonatos). El árbitro representa la justicia, frecuentemente ciega. Los aficionados el pueblo, jerarquizado según su posición en la grada. Los directivos la clase política, demagógica y megalómana. La prensa los servicios de inteligencia y contrainformación. Y, por último, está el club como imagen del territorio representado: ciudad, región o país. A lo largo de los años, este panorama ideográfico ha representado un escenario ideal para la integración, a través de los dorsales, del símbolo por excelencia, el número.

El dorsal se introdujo como un recurso para distinguir a los jugadores. Con el paso del tiempo también indicó una demarcación en el terreno de juego. El uso inicial del dorsal fue el de distinguir a los propios jugadores. Aún hoy en día, utilizamos expresiones como “juega de 9” u “ocupa el carril del 3”. No obstante, la diversidad táctica y la progresiva evolución hacia el “fútbol total” propiciaron la desaparición de esa identificación espacial. Actualmente el dorsal se ha convertido en el estandarte del futbolista, incluso en su morada. Tras los fallecimientos de Antonio Puerta y Daniel Jarque, los aficionados acudieron espontáneamente a las puertas 16 y 21 de sus estadios para convertirlas en altares(1). Algunas instituciones han tributado como homenaje a jugadores legendarios la retirada de su dorsal. Peculiar es el caso del 3 del Milán retirado en honor a Cesare y Paolo Maldini y que sólo podrá ser utilizado por alguno de sus sucesores (hijos o nietos).
 
En las últimas décadas, el número de la camiseta se ha potenciado como icono comercial. Tal ha sido su relevancia en este plano que, en algunos casos, su asignación ha sido competencia directa del departamento de Marketing. Así se explica que David Beckham se enfundará el inusual número 23 del Real Madrid para conquistar el mercado americano. En algunos equipos la trascendencia del dorsal ha alcanzado una dimensión superior. Escuadras como el Real Madrid, el F.C. Barcelona, el Manchester United o la selección brasileña se han consolidado en torno a una idea emanada de un dorsal específico. A ellas serán dedicados los próximos artículos de Universo Esférico: El Buda Blanco, El Alquimista holandés y 10rei y Manchester Uni7ed. Sirva este texto como presentación.

Antecedentes históricos

Según la Federación Internacional de Historia y Estadística el primer partido jugado con dorsales se disputó en el año 1911 en Sydney, cuando se enfrentaron el Sydney Leichardt y el HMS Powerful. Al año siguiente ya era obligatorio en Nueva Gales del Sur (Australia), que en todos los torneos oficiales, los jugadores tuvieran su número en la camiseta. En Europa, según explica David Keyes en Culture of soccer, la primera vez que se utilizaron fue en dos partidos jugados el 25 de agosto de 1928. En uno se enfrentaron el Arsenal, que dirigía el mítico Herbert Chapman, contra el Wednesday y el otro lo disputaron el Chelsea y el Swansea Twon. La numeración se hizo del 1 al 11 según la posición, desde el portero a los delanteros, en secuencia progresiva y del 12 al 22 para el rival.

Durante la temporada 1947-1948 la FIFA aprobó que las camisetas fueran numeradas del 1 al 11 con el objetivo de que los futbolistas fueran identificados con mayor facilidad. En nuestro país el Real Madrid sería el primero en debutar con números en sus camisetas. Fue el 23 de noviembre de 1947 en el estadio Metropolitano ante el Atlético de Madrid.

En el panorama internacional, se establecieron números fijos por primera vez para cada jugador del equipo en la Copa del Mundo de 1954. Menotti dispuso los dorsales por orden alfabético… salvo el ‘1’ del portero y el ’10’ del gran DiegoComo resultado de esto, los números del 12 al 22 eran asignados a los jugadores sin que reflejaran sus posiciones en el campo. César Luis Menotti optó por la secuencia alfabética de los nombres, en las Copas del Mundo de 1978 y 1982. Inglaterra también usó un sistema alfabético para elegir la numeración en el Mundial de 1982, aunque conservó el 1 para el portero (Argentina hizo lo propio reservando el 10 para Maradona). Recientemente, la FIFA ha reglamentado que el dorsal número 1 debe corresponder a un portero en partidos internacionales.

En cuanto a los clubes de fútbol, en 1993, coincidiendo con la creación de la Premier League, la Asociación de Fútbol inglesa permitió abandonar el uso obligatorio de la secuencia 1 al 11 al comienzo de los partidos y también la impresión de los nombres de los jugadores encima de los números. Circunstancias que se adoptarían en España en la temporada 95-96. Actualmente los jugadores, en la mayoría de ligas, son libres de elegir cualquier número entre el 1 y el 99, independientemente de su posición en el campo. Una excepción es la liga española donde es obligatorio ceñirse a la secuencia 1 al 25, reservando las numeraciones mayores para los jugadores de la cantera.

Elección dorsal

Las asignación tradicional de dorsales, en función de la demarcación, puede variar según la zona (En Sudamérica el lateral derecho suele ser el 4) o el equipo atendiendo a tradiciones propias. El azar (dorsales asignados a un jugador al quedar vacantes) o el afán de originalidad o protagonismo por parte de los propios futbolistas han propiciado casos tan estrambóticos como el 4 que usó Kanu en el Arsenal, el 9 de Bhoularouz en el Chelsea o el 10 de Lassana Diarra en el Real Madrid o de Gallas en el Arsenal. Otros dorsales, en cambio, alcanzaron gran popularidad, precisamente, por su singularidad (el 5 de Zidane y el 14 de Cruyff).

Pero si hay un dorsal estrechamente vinculado a una demarcación (obviamente sin contar a la del portero) ese es el 9 del delantero centro.Ivan Zamorano escenificó la obsesión del delantero por el número ‘9’ al ponerse como dorsal un ‘1+8′. Al llegar al Inter de Milán, Ronaldo le quitó el 9 a Ivan Zamorano y el chileno, tras duras negociaciones, logró el permiso para ponerse el famoso 1+8 (era el 18 con el signo de sumar intercalado). La obsesión de los arietes por el 9 ha propiciado que muchos jugadores optaran por diferentes numeraciones de varios dígitos terminadas en dicha cifra: Ronaldo al llegar al Milán utilizó el 99. Anelka y Suazo el 39 en Chelsea e Inter respectivamente. Y son muchos los que se decantan por el 19.

Tras la “barra libre” propiciada en los 90, la elección de dorsales ha generado todo tipo de situaciones insólitas como el 80 que eligió Ronaldinho, rememorando su año de nacimiento, al fichar por el Milán (En el club milanista se respeta la antigüedad y el 10 era propiedad de Seedorf). Otros que optaron por este mismo recurso fueron el portero del Olympiacos, Nikopolodis (71) y el medio del Lazio Simone del Nero (81).

Otros casos que levantaron polémica por su rareza fueron el 100 del medio mexicano Adolfo Bautista Herrera a su paso por Chivas de Guadalajara, o el 88 de Gianluigi Buffon como meta del Parma y que fue asociado a su presunta ideología fascista (el 88 es la insignia nazi que representa el “Heil Hitler”) y por lo cual fue denunciado por la comunidad judía de Roma. Finalmente lo cambió por 77 (que le recordaba a las piernas de una mujer…)

(1)- Los dorsales 16 y 21, respectivamente, eran los usados por los Antonio Puerta y Daniel Jarque. Sergio Ramos utiliza el número 15 en la selección española en honor a su excompañero del Sevilla (debutó con ese dorsal en la selección).


Comentarios (2)

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Yo recuerdo haber leído que el 10 le pertenecía a Kempes por el orden alfabético, Maradona se lo pidió y éste se lo cedió sin problemas.

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